Como sabemos la lucha es una de las disciplina mas antiguas que practicaron los griegos, y formo parte del programa de los Juegos a partir de la XVII Olimpiada (798 a.C.).
Homero dejo en La Ilíada una descripción igualmente sabia en relación con este deporte. Como la lucha se desarrollo en los Juegos de una manera parecida a la que describe Homero:
“..Se irguió preparado Áyax Telamonio,
Poderosa torre y luego Ulises,
Fecundo en ardides y rico en ingenio.
Ciñeron el cinto, llegaron al centro del campo,
Trabaron sus robustos brazos
Recios como vigas que une el arquitecto
Para que resistan la furia del viento
Que habrá que batir el palacio.
Crujían sus espaldas, duramente presas
Por los fuerte brazos. Sudaban los cuerpos.
Cruentos cardenales pintaban costados
Y espaldas. Los dos anhelaban furiosos
Lograr la victoria y alcanzar con ella
El hermoso trípode. Pero ni Ulises
Derribaba a Ajax ni este a su enemigo
Poderoso y fuerte. La lucha seguía
Cuando los aqueos ibanse cansando
Tan solo de verlos. Ajax poderoso
Increpo a Ulises, mientras combatían:
“¡Hijo de Laertes, semilla de Zeus
Fecunda en ardides, levántame en vilo;
O seré yo entonces quien alce tu cuerpo
Para que decida Zeus la victoria!”
Tomo nueva fuerza Ajax y con furia
Derribo por tierra a Ulises divino.
Quien hizo memoria de tantos ardides
Así, aunque caído, ataco pronto,
Golpeo las corvas de Ajax: quedaron
Sin vigor los miembros de su antagonista
Que fue derribado de espaldas, en el pecho
De Ulises paciente, quien vio su triunfo
Y quiso elevarlo; lo alzo lentamente
Paro ya no pudo sostenerlo en vilo:
Se quebró su cuerpo y los dos cayeron
Cercanos, manchados de polvo.
Y hubieran luchado otra vez, si Aquiles
Llegando hasta ellos, así no dijera:
“Basta ya. Termine la lucha y el daño
Los dos vencedores ya sois. Vuestro premio
Será igual. Que vengan a ocupar el puesto
Los aqueos que esperan mostrar su bravura.”
Gracias a esta producción magistral podemos ver que esta disciplina requería fuerza y tenacidad, aunque también habilidad e inteligencia por parte del atleta que deseaba obtener la victoria.
Los relatos, y a las escenas reproducidas en las vasijas de cerámica, conocemos la técnica empleada, las maniobras permitidas en las vasijas de cerámica, conocemos la técnica empleada, las maniobras permitidas y los ardides. En algunos jarrones, los luchadores están representados con las manos y los dedos de los pies apoyados en el piso de arena, acechándose uno a otro para tomar al adversario por los brazos, las caderas o el cuello, y es posible ver claramente los músculos en tensión.
Los historiadores del deporte que se basan en Pausinas y Filostrato, sostienen que en la lucha se admitían cualquier maña que causara daño al adversario, como pegar, torcer, agarrar por el cuello o romper los dedos; sin embargo, nuevas investigaciones realizadas también, entre otros, por científicos de la extinta República Federal de Alemania, han demostrado que aquello estaba prohibido. La lucha en los Juegos Olímpicos era sencillamente una lucha en la que había que derribarse al adversario tres veces. Pero si se permitiría la zancadilla, recurso que requiere una reacción rápida y mucha habilidad. Como sabemos por Homero, ya era usual entre los héroes de La Ilíada.
Los historiadores del deporte que se basan en Pausinas y Filostrato, sostienen que en la lucha se admitían cualquier maña que causara daño al adversario, como pegar, torcer, agarrar por el cuello o romper los dedos; sin embargo, nuevas investigaciones realizadas también, entre otros, por científicos de la extinta República Federal de Alemania, han demostrado que aquello estaba prohibido. La lucha en los Juegos Olímpicos era sencillamente una lucha en la que había que derribarse al adversario tres veces. Pero si se permitiría la zancadilla, recurso que requiere una reacción rápida y mucha habilidad. Como sabemos por Homero, ya era usual entre los héroes de La Ilíada.
Lo cierto es que la lucha se basa en una gran habilidad, elasticidad, fuerza y perspicacia.
Como en los Juegos antiguos, no existía la clasificación moderna de atletas según el peso, sino que únicamente había la separación entre hombres adultos y jóvenes, un luchador de menos peso tenía que superar su desventaja por una mayor habilidad.
Se concedía mucha importancia el cuidado de la piel. Para refrescarla se usaba una mezcla de arena muy fina con aceite. Con esa mezcla se untaba y se frotaba la piel para hacerla resistente contra lesiones e insensible a los rigores del clima. Después del entrenamiento y de la lucha esa capa de aceite y arena se quitaba con un raspador. Esta acción se encuentra representada con frecuencia en los jarrones, como en la famosa estatua de Lisipo, el Apoxiomenos.
En los Juegos Olímpicos los combates se decidían por sorteo, inmediatamente antes de que este se llevara a cabo. Muchas veces, un luchador resultaba en varios encuentros seguidos. Pausinas relata que Hipostenes de Esparta, así como si hijo Hetemocles, triunfaron cinco veces. El más grande y famoso luchador de la historia antigua era Milon de Crotona. Fue vencedor seis veces entre 540 y 516 a.C. Además, logro más triunfos que nadie en los juegos pitios, ístmicos y de los de Nemea, lo que demuestra que los grandes atletas de la antigüedad, como los modernos, gustaban de viajar y medirse con nuevos adversarios en diversos lugares.
El ejemplo de Milon, como muchos otros testimonios, indica que la lucha fue considerada como un arte en que la técnica y la elegancia del luchador eran muy importantes. A un joven vencedor, Cratino, cuya manera de luchar habia sido especialmente hábil y elegante, se le permitió colocar al lado de su estatua la de su maestro, a quien se le dio gran merito por el entrenamiento del triunfador.
En el caso de que hubiera un número impar de participantes, podía suceder que un luchador, sin haber participado en las luchas eliminatorias, llegara a la lucha final. En la lucha, el pugilato y el pancracio se daba el nombre de ephedros al atleta que llegaba descansado a la prueba final. La victoria de un ephedros tenía menos merito y a veces se veía en las inscripciones de las estatuas la advertencia de que el vencedor no era un ephedros. También de poco merito eran las victorias logradas por falta de adversario, es decir, que no lo había, o porque aquel, en el último momento se retiraba de la competencia. En este caso se hablaba de una victoria akoniti , o sea, una victoria obtenida sin que el vencedor hubiese tocado la arena del estadio. Según Pausinas y otros escritores, este tipo de victoria era bastante frecuente.
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